martes, 4 de febrero de 2014

El Gato y el Colibrí

Hace un tiempo, en mi casa, más específicamente en el patio, donde hay muchas plantas y flores, se paseaba un colibrí, picoteando las flores y hermoseando el lugar. El colibrí ya era habitué del lugar ya que lo podíamos ver casi todos los días disfrutando de las flores de lavanda. Pero no era el único que era habitué del patio. Había otro animal que se paseaba por el lugar, un gato blanco, gordo, perezoso como todo gato doméstico al que le dan de comer todos los días y no tiene que preocuparse por cazar ni nada por el estilo.
Resultó que un día el gato se percató de la presencia del colibrí, y se puso debajo de su vuelo observándolo atentamente, sin hacer muchos movimientos, tranquilo, esperando. El colibrí, confiado en su habilidad, creo yo, comenzó a volar cada vez más cerca del gato que se mostraba inofensivo. El pequeño animalito picoteaba flores que estaban cada vez mas cerca del gato, volando cada vez más bajo, podríamos decir que jugaba con el gato, creyendo que éste no le iba a hacer nada hasta que llegó el momento en que el gato dio un salto y lo atrapó, y, así como lo atrapó, se lo comió.
Todos sabemos que el colibrí es un pájaro sumamente ágil y pequeño, difícil de atrapar, pero la confianza en su habilidad fue lo que le permitió al gato cazarlo.

Muchas veces nosotros somos como el colibrí, que nos creemos sumamente ágiles y hacemos cosas que no convienen porque decimos "a mi no me va a pasar nada", "yo se lo que estoy haciendo" o vamos a lugares que no convienen porque "nosotros no vamos a tomar nada y no vamos a hacer nada malo" o miramos cosas que no deberíamos pensando que "ya somos grandes y no nos van a hacer daño", y como estos ejemplos hay tantos otros en los que coqueteamos con el diablo picoteando flores que no convienen, creyendo que somos más ágiles que él, que no nos va a pasar nada, y, cuando nos descuidamos, el gato salta y nosotros terminamos muertos en el pecado.

En el versículo 8 del capítulo 5 de la primer carta de Pedro dice:
"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar".

No juguemos con el enemigo, por más inofensivo que parezca, porque podemos terminar como el colibrí que, siendo sumamente ágil, terminó siendo comida de un gato gordo y perezoso que, a simple vista, no presentaba un peligro para él.

Que Dios te bendiga.

3 comentarios:

  1. Esto le pasó Ami visita colibrí, se confío y fue devorado por mi gato Gary , Saludos.

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  2. Amo los Colibrí, hoy mi gata Mechi mato uno, ya había cazado uno pero a tiempo logre que sobreviva, hoy, no pude. Me invade la tristeza

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  3. Ayer mi gata cazo uno ,lo llevo a la alfombra del baño , me dio mucha pena xq me visitaba todos los dias😪😪

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