
Si comparamos nuestras vidas con un instrumento musical desafinado y a nuestro Dios con un músico habilidoso, nos damos cuenta que no podemos ser utilizados por Dios para llegar a los que nos rodean si no dejamos que Él nos afine primero, permitiendo así que nuestro Señor cree una hermosa melodía que impacte a los que nos rodean con nuestras vidas.
La pregunta ahora es ¿Cómo dejamos que Dios nos afine?
Es muy raro ver a un músico afinar su instrumento en público, es cierto que se les puede ver dando ciertos retoques a la afinación, pero la afinación mas grande se hace antes de comenzar a tocar, en privado.
El versículo 6 del capítulo 6 del Evangelio de Mateo dice:
"Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada
la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto
te recompensará en público."
La respuesta a la pregunta, después de haber leído lo anterior, es muy simple: Dedicando un tiempo todos los días para estar con el Señor, leer su palabra, meditar en ella, orar y dejar que Él nos hable. De esta manera vamos forjando una relación intima con nuestro Dios donde Él nos va afinando en la intimidad y así, una vez afinados, nos puede utilizar en público para bendición de otros.
Dios te Bendiga.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario